jueves, 4 de febrero de 2010

Cines Renoir Romareda: Invictus



Sinopsis
La película está ambientada en los hechos que ocurrieron después de que Nelson Mandela saliera de la cárcel y se convirtiera en presidente de Sudáfrica. En 1995, el país celebró el campeonato del mundo de rugby, tras años de ser excluidos de las competiciones debido al apartheid. Evento que Mandela impulsó y utilizó, con la ayuda de la estrella de rugby Francois Pienaar, como vía para acabar con el odio y la desconfianza existente durante décadas entre la población blanca y negra del país.

Critica
Clint Eastwood aborda un acontecimiento deportivo histórico en la película Invictus: el Campeonato del Mundo de Rugby celebrado en Sudáfrica en 1995. Y se centra sobre todo en la final Sudáfrica-Nueva Zelanda, o lo que es lo mismo, Springbok contra All blacks.

Mandela llega a la presidencia en 1994 y consciente de lo que representa el equipo de rugby nacional, los Springbok, que tradicionalmente habían sido apoyados por la población dominadora blanca y rechazados por los negros, se propone ganar ese campeonato para unir a todo el pueblo en torno al equipo y formar un sentimiento nacional de país. Y lo consigue.

Este hombre que estuvo veintitantos años preso por luchar en contra del apartheid en Sudáfrica, que llegó a Presidente y que es considerado como uno de los mejores políticos del siglo XX obró el milagro de evitar una guerra civil a través del rugby

Apoyándose en este partido, que se ha considerado incluso como el nacimiento de una nación y el final del apartheid, Eastwood firma una historia emotiva y trascendente.

Morgan Freeman es Mandela y Matt Damon interpreta al capitán de los Springbok, Francois Pienaar. Ambos son personajes fundamentales. De hecho, la foto de Mandela y Pienaar recogiendo el trofeo dio la vuelta al mundo.

Interpretar a un hombre de la talla de Mandela es difícil, Freeman lo hace con solvencia, pero a menudo en el desarrollo de la película te imaginas al verdadero Nelson en esas vicisitudes. No ocurre lo mismo con Damon, ya que Pienaar es menos conocido y el parecido entre ellos es mayor, a mi modo de ver.

El presidente es un hombre con mucho carisma, con una especie de magia y eso se transmite, y lo transmite al capitán, citándole en su despacho y contagiándole el mismo espíritu de nación que él tiene y la idea de que negros y blancos deben vivir en paz en Sudáfrica.

Apartado especial tienen también los hombres de seguridad de Mandela, cuerpo formado por negros y blancos que terminan llevándose bien y celebrando la victoria.

Pocas veces, en fin, una historia real es tan perfecta y acaba tan bien que no es necesario inventar mucho más al plasmarla en el cine.

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