El Atlético de Madrid prolongó su buen inicio de Liga con una nueva victoria, la tercera en cinco partidos, contra el Zaragoza, al que derribó por 1-0 con un gol del brasileño Diego Costa, en un duelo en el que aguantó el marcador con un hombre menos durante media hora ante un rival prácticamente inofensivo.
Ahí resistió el conjunto rojiblanco, en inferioridad numérica por la expulsión de José Antonio Reyes por una agresión sobre el italiano Matteo Contini, para continuar en la zona alta de la clasificación y para firmar un triunfo merecido ante un oponente incapaz de alterar el partido.
Así se resolvió un duelo marcado por la necesidad de victoria, la del Atlético para no desengancharse de la carrera hacia los puestos de Liga de Campeones y la del Zaragoza por su delicada situación, en el fondo de la tabla y sin ningún triunfo en los cinco duelos disputados, incluido el de este domingo.
El conjunto rojiblanco no falló ante el equipo aragonés, impuso los pronósticos y solventó el encuentro, encarrilado desde el minuto 20, en una rápida jugada y un centro raso al área del brasileño Filipe Luis, debutante con nota en el once del Atlético, culminado por su compatriota Diego Costa en el 1-0.
No había tenido muchas ocasiones el equipo madrileño, pero sí había mostrado bastante más que su oponente en el arranque del duelo, en el que los locales asumieron el control de la pelota ante un Zaragoza a la expectativa, bien colocado en el campo, pero tan inofensivo como impreciso cada vez que cruzaba al terreno atlético.
No inquietó a David de Gea en toda la primera parte. Algún centro en profundidad finalizado en las manos del guardameta y un par de disparos lejanos sin peligro resumieron los ataques del bloque visitante en los 45 minutos iniciales, demasiado poco para responder a la aparente seguridad del Atlético, que ya buscaba el 2-0.
Lo tuvo Diego Costa ante Toni Doblas, sustituto a los 26 minutos del argentino Leo Franco, lesionado, en la portería visitante, pero estrelló su tiro contra la salida del guardameta, en la última ocasión de una primera mitad cómoda para el Atlético y preocupante para el Zaragoza, necesitado de más fútbol para creer en el empate.
El equipo rojiblanco, sin embargo, se desactivó en el inicio del segundo tiempo, encaró la reanudación sin la tensión ni la intensidad ni la concentración necesaria y se desquició con las decisiones arbitrales, como una cesión en el área rojiblanca repetida en dos ocasiones, aunque en ambas con un final irrelevante.
Pero, además, se quedó en inferioridad numérica con media hora por delante, en una absurda expulsión de José Antonio Reyes, que empujó a Contini en su carrera hacia una pelota intranscendente e inalcanzable. Un contratiempo para el Atlético y un impulso para el Zaragoza, hasta ese momento sin opciones.
Fue entonces cuando el conjunto aragonés creyó en el empate, cuando demostró ambición y cuando llegó a la meta de David de Gea, un espectador más durante toda la primera mitad, pero ahora algo más intranquilo con los ataques rivales, aún esporádicos, pero más peligrosos, como un tiro de Gabi Fernández despejado a córner por el arquero.
No fueron más que unos segundos de inquietud, porque el Atlético no sufrió mucho más en la lucha contrarreloj entre los locales, por mantener la victoria, y los visitantes, por alcanzar un empate que parecía impensable un cuarto de hora antes, en un encuentro en el que entró el argentino Kun Agüero, recuperado de una contusión en la pierna izquierda y de inicio en el banquillo.
De hecho, el equipo rojiblanco tuvo más ocasiones que su rival e incluso acarició el 2-0, primero en un cabezazo del uruguayo Diego Godín detenido por una gran parada de Toni Doblas y después en una jugada del portugués Simao Sabrosa, ante un Zaragoza incapaz de aprovechar su superioridad numérica, salvo en su ineficaz posesión del balón, y de alterar el desenlace de un partido que mantiene al Atlético en la zona alta de la tabla.
